MUJERES EN IT, UNA DEUDA QUE MERECE UNA PRONTA RESPUESTA

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Si hablamos de escasez de talento, la industria IT es lo primero que viene a nuestra mente. Y no nos equivocamos: según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el 2025, en América Latina se necesitarán más de 1,2 millones de desarrolladores, sin mencionar otras especialidades como programadores, especialistas en Inteligencia Artificial (IA) o analista de datos, solo por decir algunos.

Sin embargo, mientras se sufre con la falta de estos profesionales, hay un movimiento en paralelo que parece no tener sentido: no aumenta el número de mujeres que participan en la industria, manteniéndose en un promedio que va desde el 20 al 25%, en general en la región.

Esto empieza a notarse ya en las universidades, donde las mujeres son mayoría en las carreras en general; sin embargo, son minoría en las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por su sigla en inglés).

Por ejemplo, según datos de Experis España, si bien las mujeres representan aproximadamente un 54% del total de estudiantes universitarios graduados a nivel nacional, su presencia decae drásticamente hasta un 30% en las carreras técnicas en general, llegando a un 14,6% en el caso de la especialización concreta de IT.

¿Qué sucede?

¿Por qué no se logra superar la barrera de acceso al mundo IT para las mujeres? Aunque la pregunta desvela a muchos, aún no se dio una respuesta concreta, justamente porque la problemática es multicausal y requiere de una mirada diversa. Es más, quizá dejar que más mujeres se involucren en la generación de la solución podría ser un buen comienzo.

Esto es lo que deben favorecer las empresas y también el sistema educativo. Tal como indica el informe El sector IT a la cabeza de la generación de empleo, de Experis, las principales causas por las que se produce ese desequilibrio de género en la industria deben mirarse desde tres perspectivas: educativa, sociocultural y profesional.

Para enfrentar la primera barrera, que es la educativa, el abordaje debe ser integral, haciendo una profunda revisión de la formación e impulsando el uso de otros recursos formativos que permitan dotar a las profesionales de las habilidades específicas que el mercado demanda en menos tiempo.

Ahora, cuando hay que abordar la barrera sociocultural, es fundamental que mujeres referentes puedan poner su voz, su ejemplo y sean ellas las que potencien a las más jóvenes. Así, les demuestran que hay camino para ellas, que las posibilidades existen y que además al entrar a la industria pueden acceder a sueldos que hoy están por encima del promedio del mercado en general.

En este sentido, son buenas las prácticas de mentoring, ofrecer capacitaciones internas y brindar a colaboradoras la oportunidad de reperfilar sus carreras dentro de la organización. Esto no solo impulsará a la beneficiaria directa, sino que también estimulará a otras y construirá la marca empleadora.

Por último, en cuanto a lo profesional, es preciso trabajar sobre los sesgos inconscientes que hay dentro de las empresas, para que la voz femenina tenga más presencia, cada día, dentro de la industria.