Aunque se tengan condiciones para estar al frente de un equipo, hoy el escenario es tan cambiante que es recomendable trabajar sobre aspectos personales, antes que meterse de lleno en los del negocio.
Saber mucho del negocio no asegura que la persona vaya a ser un buen líder, y tener muchas habilidades blandas tampoco. Entonces, ¿qué se necesita? Sin dudas, poder combinar ambas esferas, la del conocimiento técnico y la de tener un claro registro sobre las aptitudes humanas y personales de cada uno.
Pero esto no es una tarea simple y sencilla, implica poder meterse de lleno a reconocer debilidades y fortalezas. De esta manera uno sabrá qué puede delegar, y también detectar qué persona podrá llevar adelante esas tareas. Porque, en definitiva, ser líder hoy significa repartir el juego entre los equipos, pero conociendo plenamente a cada uno de sus integrantes.
Para poder tener esta habilidad, una herramienta muy recomendable es el coaching. Los expertos en desarrollo de carrera de Talent Solutions, nos comentan que las sesiones pueden tomarse tanto de manera individual como grupal, y son una gran fuente de información personal, pero también del rol dentro de la compañía y de uno mismo en ese puesto.
¿Qué esperan de mí? ¿Qué espero yo de los otros? ¿En qué puntos coincidimos con la empresa y cuáles deberé tomar desde un lugar más flexible para poder desarrollarlos? Todas estas preguntas abren la posibilidad de transformarse en un líder más cercano a quienes lo rodean, que en definitiva es lo que se valora en estos días.
¿Qué beneficios trae el coaching? Algunos son:- Aumenta la efectividad en la coordinación de tareas.
- Crea y consolida equipos de alto desempeño.
- Facilita la adaptación a nuevas situaciones y acompaña la gestión del cambio.
- Mejora las relaciones y hace más eficientes las comunicaciones internas.
Mirar al futuro
Es momento de mostrar una adaptación adecuada al nuevo contexto. Ya no es posible pensar el trabajo desde los conceptos que nos guiaron hasta principios de siglo, y menos pensar en lo que éramos antes de la pandemia.
Hay que construir el camino de lo que está surgiendo, y para eso se necesita un plan estratégico con bases sólidas. Algo que solo se logra con equipos coordinados, dinámicos y ágiles.
Entonces, si estos son nuestros objetivos como líder, hay que entender una regla básica: el control es parte del pasado. Esta máxima es la que todo ejecutivo debe repetirse hasta tenerla en claro. ¿Por qué? Hoy los líderes necesitan mucho más que ver trabajando a su equipo para conocer cómo se desempeña, requieren de conocerlo profundamente para descubrir sus mejores habilidades, y en cuáles deberá ser el apoyo para que no flaquee.
En este sentido, los nuevos liderazgos demandan un respaldo más activo desde el área de RR.HH., pues este departamento deberá darle el acompañamiento necesario para que contacten con nuevas herramientas y metodologías que permitan su desarrollo.
Y acá surge un concepto que es clave para todo aquel que quiera transformarse en un líder o C-Level: la empatía. Se trata de la habilidad más eficiente para promover el engagement entre los colaboradores. Y para desarrollarla hay que estar en contacto con las propias emociones.
Entonces, liderar ya no solo es conocer el negocio (aunque sí deben estar orientados a resultados), sino que abarca también el plano emocional propio y de los colaboradores.
Está claro que no hay recetas para liderar hoy, pero hay algunas certezas. La primera es que se debe promover la autonomía entre los integrantes del equipo, ellos deben sentirse empoderados para tomar sus decisiones, para seguir avanzando incluso estando a la distancia.
La segunda medida es generar acciones que tiendan a brindar un equilibrio emocional en los colaboradores, sobre todo en situaciones de incertidumbre.
Por todo esto, prepararse continuamente es la regla de oro para todo aquel que busque llegar al C-Level.