Terminar una relación laboral no significa cortar los vínculos emocionales con una empresa.
Lo hemos dicho: los(as) colaboradores(as), hoy, son los embajadores(as) de marca, pues hablan de la empresa en sus redes sociales, con sus familiares, con sus amigos y hasta en conversaciones casuales en la calle que otros pueden escuchar. Por ello, la marca empleadora debe trabajarse de manera continua, sin descuidar detalles, pero tampoco dejando de lado los diferentes momentos que atraviesa la persona en la relación laboral.
En este sentido, es importante que notemos que las personas continúan hablando de la empresa incluso cuando ya no forman parte de la misma. Cuántas veces ha pasado que alguien ya instalado en su nuevo trabajo, sigue recordando los malos momentos vividos en la compañía anterior, aunque hayan pasado ya varios años. Esto es vital entenderlo, porque las malas experiencias se mantienen en la memoria mucho más que las buenas. Y, además, las personas tienden a compartir con sus pares aquello que más les molestó.
Ahora bien, conociendo esto ¿Se entiende por qué hay que seguir siendo parte de la vida de los(as) colaboradores(as) cuando ya no se encuentran en la empresa?, ¿Cómo lo hacemos? Primero, podemos actuar como guía durante su salida, y luego acompañarlos en sus primeros pasos hacia la nueva etapa.
Por ejemplo, se les puede invitar a formar parte de encuentros abiertos, de capacitaciones, de festejos, para que sigan estando en contacto con sus excompañeros(as), pero también para que sepan que su paso por la compañía fue valorado. Adicional a ello, el asesoramiento puede pautarse para meses posteriores a la desvinculación, y esto puede incluir tanto temas legales como de coaching, autoconocimiento y más. Incluso, se les puede recomendar para búsquedas que se estén desarrollando en otras organizaciones.
Es importante tomar en cuenta que, hoy son los talentos los que eligen en qué empresa trabajar, y por ello, es importante siempre dejar una buena impresión.
