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¿CÓMO SABER SI ES TIEMPO DE CAMBIAR DE TRABAJO?

Escrito por ManpowerGroup Perú | (15/05/22)

Muchas veces las señales son claras, pero los pasos no son tan fáciles de dar. Por ello, te compartimos algunas claves para ayudarte a tomar algunas decisiones.

Seguramente, has escuchado el refrán: “Mejor malo conocido que bueno por conocer”, y es que si perteneces a la generación "X", la idea de entrar a un trabajo y continuar en él, hasta el retiro, era una idea completamente natural. Sin embargo, los tiempos cambiaron y hoy las personas van tras sus objetivos y valores, buscando que la esfera laboral y personal tengan un balance. Entonces, ¿Cómo saber que debemos buscar un nuevo horizonte en nuestra carrera? A continuación, te compartimos algunas señales:

  1. Sentirse cansado(a) incluso antes de entrar a la oficina

    La forma más fácil de detectar este síntoma es remontándose a los años de la infancia, cuando el domingo en la noche, y sobre todo si al otro día había una evaluación, uno ya empezaba a sufrir pensando en la jornada siguiente.

    A menudo nos sentimos cansados, estresados o irritables de solo pensar en estar en la oficina. Esto puede deberse a la convivencia con el equipo, con un líder o hasta con la cultura de la compañía.

    Nadie tiene porque padecer en su día a día. Este estado hace que perdamos la creatividad y la innovación, convirtiéndose en un momento para pensar en, mínimamente, cambiar de área, y en lo posible buscar un nuevo destino en otra empresa.

  2. Todo es distracción

    Cualquier tema o plan es más tentador que ponerse a resolver el trabajo. Ya no encuentras motivación alguna, no le ves sentido a la tarea que te toca. La rutina ganó terreno y desmotivó todo.

    Pocas cosas son peores que cuando el trabajo se vuelve aburrido: las horas no pasan y uno se siente como enjaulado. Las motivaciones se fueron al tacho y no hay manera de recuperarlas.

    Por este motivo, algunos especialistas aseguran que cambiar de trabajo cada cierta cantidad de años (el promedio suele rondar los 4) es una buena forma de ir renovando el entusiasmo. Además, es el modo para conseguir nuevos aprendizajes, producto de ir experimentando diferentes culturas empresariales.

  3. Solo encuentras adjetivos malos para hablar del trabajo

    Cuando ya cuesta hablar del día laboral, sin mencionar descripciones negativas, entonces es tiempo de pensar en buscar una alternativa.

    Muchas personas directamente evitan hablar de sus tareas, y cuando escuchan a sus amigos hablar sobre sus proyectos les parecen más interesantes que los propios. Esta señal es clara, pero también fácil de ocultar detrás del silencio ante los demás.

  4. No compartimos los mismos valores

    Hasta no hace mucho, los colaboradores dividían su vida entre lo laboral y lo personal, y no importaba tanto si estas dos esferas se entrelazaban. Hoy, es impensable pasar más de 8 diarias horas en una tarea que no esté alineada con los valores propios.

    Por eso, ya desde la entrevista laboral, los candidatos evalúan cuán representados se sienten por los valores organizacionales, y más aún lo deben hacer los empleados. Cuando uno comparte los valores con la compañía hay una línea de diálogo abierta, y la persona siente que es capaz de dar un aporte a la empresa, y esto suele tener un correlato hacia la sociedad también.

  5. Desarrollo de carrera o bajo salario

    Aunque lo mencionamos en último lugar, esto no tiene por qué ser lo último en evaluarse. Cuando uno detecta que hay poco espacio para el desarrollo de carrera dentro de la organización o que se llegó al puesto más alto al que podía aspirar, entonces, seguramente llegó el tiempo de buscar una nueva compañía.

    Además, no menos importante, el sueldo siempre es un motor para quedarse o buscar un destino nuevo. Esto, claro está, dependerá de las condiciones económicas de cada persona, pero cada uno debe evaluar cuánto más podría ganar en otros trabajos o si está subvalorado en el actual.

Está claro que hay que mirar profundamente todos estos indicadores, y que siempre existe la posibilidad de abrir canales de diálogo con la empresa en la que se trabaja, para ver si existen oportunidades que no se tuvieron en cuenta, o, de lo contrario, producir una salida en buenos términos.