Cuando tenemos poco tiempo para dar una buena impresión, estar atentos y con nuestra información ordenada, nos ayudará a llevar positivamente la situación.
Las entrevistas laborales pueden causar estrés, sin importar cuánta experiencia se tenga en ellas. Ya sea que te encuentres en un proceso de búsqueda masiva o si es una reunión para poder cambiar de empresa a nivel ejecutivo, los candidatos suelen sentir nerviosismo al encontrarse con un reclutador. Esto se debe a que se cuenta con poco tiempo para causar una buena impresión, buscando que la entrevista sea tan positiva como para quedar en mente del reclutador por encima de otros postulantes.
Puede ser inesperada, pero al responder la llamada y detectar a qué se refiere, debemos tratar de presentar nuestra mejor actitud hacia el entrevistador. Es ideal dar opciones de horario para la entrevista, si se pudiera.
Para ser ordenado, lo mejor es anotar en una agenda día y lugar pactado, e incluso hay oportunidades para las primeras preguntas como averiguar quién les dio nuestro dato o si lo tomaron de alguna base en la que nos hayamos inscrito. Si no nos lo informan, es esencial preguntar de qué empresa o industria se trata la convocatoria.
Es bueno llegar a la entrevista con información sobre el puesto, el tipo de empresa, conocer su negocio, la competencia y más. Esto permite intercalar datos de interés para el reclutador en la charla, y también poder ser más precisos en nuestras preguntas.
Es importante no llegar tarde, y tampoco estar desaliñado. Incluso, si uno llega temprano, esperar antes de ingresar al lugar, porque de entrar con mucha antelación podría demostrar ansiedad.
También se valora el cuidado en la vestimenta y arreglo personal. Esto no significa que sí o sí se deba ir vestido de traje o con ropa corporativa, se puede conservar el estilo propio, pero siempre teniendo en cuenta la cultura corporativa de la empresa a la que nos presentamos.
La idea es poder mostrarse como uno es. Un error grande es tratar de impostar una personalidad, porque el entrevistador lo notará enseguida. Incluso, se puede ser un poco informal si lo permite el reclutador, pero siempre con respeto. Un punto a favor es mostrar entusiasmo.
Lleva información ordenada
Si uno no tiene en claro lo que quiere decir, entonces puede enredarse en sus palabras, y caer en errores. Lo ideal es llevar respuestas ya organizadas, y tener datos que uno quiere introducir en la conversación.
Ten en cuenta que hablar mal de otros no es una estrategia que te haga lucir. Lo importante es centrarte en tus fortalezas, y en cómo quieres crecer en tu carrera, no en que buscas un cambio porque la empresa anterior fue mala.
Si tuviste una experiencia laboral negativa anteriormente, concéntrate en qué aprendiste de la misma y qué te permitió sobrellevarla.
Al hablar de empleos anteriores es bueno enfocarse en los logros y en cómo pudo uno aportar en los equipos de los que participó. Poner ejemplos concretos y con datos concretos es el modo más eficiente que existe para demostrar las habilidades.
Muchos intentan esconder sus proyectos fallidos, pero el cómo se salió de esa situación puede contar mucho de uno; sin embargo, para hacer esto es importante estar preparado, habiendo practicado la manera de contarlo.
Si el entrevistador se pone incisivo en algunos temas, como conocimientos técnicos, no hay que perder la compostura ni tampoco impacientarse. Esto puede ser una prueba.
Sobre todo, si se trata de un reclutamiento masivo, es importante que el CV destaque del resto. Para esto toma en cuenta los requisitos de la posición, de modo que puedas resaltar tus logros y habilidades en función a lo que pide el puesto. También puedes considerar el incluir tu foto en el CV, recuerda que una foto sonriente siempre conecta de mejor manera que una foto seria.